martes, 20 de mayo de 2014

TERRY.


Fulgencio Pimentel es una pequeña editorial ubicada en Logroño, reconocida dentro del sector por la calidad de sus ediciones y la selección de sus autores. Ninguno de estos dos factores se entiende sin el otro, los autores que forman su catálogo llegan a Fulgencio buscando el gusto y buen hacer a la hora de escoger el papel, tratamiento de imprenta, rotulación... es una decisión artística, no comercial. Exactamente lo mismo ocurre desde la editorial, con tiradas muy cortas, venden lo justo para mantener viva la empresa, digamos que penden de su prestigio y eso marca su selección.
Sus lectores tienen un perfil bastante claro, es gente con cierto bagaje lector, buscadores de belleza (libro-objeto/ libro de artista), que encuentran traducidos a autores alternativos (auto-editados noruegos, por ejemplo) de los que muchos hablan, pero pocos han podido leer.


Pues bien, esta editorial acaba de publicar su primera antología, TERRY, puesta de largo en toda regla. 190 páginas (aprovechadas al máximo, sin cortesías, títulos, introducciones... aquí no se engorda el lomo), donde 17 autores de 9 países (Japón, Australia, Bélgica, EEUU, Canadá, Francia, Noruega, Argentina y España), despliegan su hacer. Se mezclan historietas hechas para la ocasión con otras que se pueden considerar clásicos (considerando Greys un clásico instantáneo) del medio. 

El listado de autores por orden de aparición:

Los Bravú, Olivier Schrauwen, Sammy Harkham, Nacho García, José JaJaJa, Jim Woodring, Sindre Goksøyr, Gonzalo Rueda, Bendik Kaltenborn, Rayco Pulido, Peter JojaioSébastien Lumineau, Ed Carosia, Michael DeForge, Simon Hanselmann, Seiichi Hayashi.



Antes de centrarme en mi participación, me gustaría comentar que sólo la historia de cuarenta páginas de Seiichi Hayashi ya justifica la compra. Además, Jim Woodring (¡!) dibujó cuatro páginas de Frank para la ocasión, Olivier Schrauwen remontó su Greys y en mi humilde opinión, sale ganando.




A César Sánchez, que dirige la editorial junto a Alberto García, lo conocí hablando sobre mi Nela y sus publicaciones. Ambos tenemos un nivel de exigencia muy alto y somos auto-críticos, eso nos permite hablar abiertamente sobre nuestros respectivos trabajos, lo bueno y lo no tan bueno. No hay muchos editores que se impliquen en el trabajo del autor, que tengan opinión. Como tampoco todos los autores están preparados para escuchar que hay facetas de su trabajo que deben mejorar. Ese intercambio (además de la calidad de su edición) fue el factor determinante para que decidiera embarcarme en esta aventura. 

Leyendo Bakuman, el meta-manga que muestra los entresijos de la industria editorial japonesa, vemos cómo los editores son una pieza clave, un faro durante el proceso creativo. En España el papel del editor quizás se entiende más como gestor. Salvo excepciones, la parte creativa de su trabajo casi termina con la selección de proyectos, el resto es preocuparse de que el autor cobre, cumpla los plazos de entrega, promoción, distribución, ventas... creo que ningún autor español estaría dispuesto a aceptar el nivel de intervención de los editores japoneses. Supongo que tiene que ver con el dinero, si apenas cobras (cuando lo haces), al menos que te dejen dibujar lo que te apetece. Menos dinero supone también más control sobre tu obra. Entre el blanco y el negro están los grises, y ahí se mueven los Fulgencios, otro acierto. 



Al grano, mi contribución al Terry es una historieta de siete páginas que se titula Bisabuelos (1). 
Con este trabajo inauguro una serie, que es algo que quería desde hace mucho tiempo, pero no había encontrado el soporte adecuado. La serie se llama FUNDADOR y contará la historia de una familia algo especial (¿alguna no lo es?) a lo largo de 150 años. Multitud de personajes y saltos temporales, la premisa ideal para dibujar lo que me interese en cada momento. Intentaré desarrollar la serie dentro de Terry, publicando una historia larga o dos historias cortas en cada entrega. El brandy, cuanto más añejo, mejor. Así que si Terry y Fundador aguantan 10 años, tendremos material para publicar un recopilatorio. Querido lector, su destino en tus manos.




El primer personaje de la serie homenajea a uno de los ilustres habitantes de La Isleta, barrio popular y marinero de Las Palmas, un barrio con sabor. La foto está movida porque Chano, aunque mayor, sigue siendo un peligro.

Los lectores de este blog saben que "Búscate la ruina" es una sección que cuenta ya con bastantes post. Muchas caricias, pero también algún cogotazo (en la península cocotazo) cuando toca. Ya comenté antes que Terry es una antología magra, no sobra nada, cada historieta engancha con la siguiente, no hay transiciones ni cortesías en medio y me encanta que sea así. Pero sin duda, esta decisión aumenta la dificultad al maquetar, el puzzle se complica y probablemente habrá que tocar alguna pieza. Desgraciadamente la historieta-bisagra escogida fue Bisabuelos; cambiaron la paginación. La historia debía empezar con una página al lado derecho y terminar en doble página, sin embargo está al revés. No voy a explicar en qué cambia eso las cosas porque destriparía parte de la historia, digamos que una molécula de agua siempre contiene lo mismo, dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno, pero la diferencia entre un cubo de hielo y un charco es evidente, dejémoslo ahí.




Aún así, cuanto más me acerco a la revista, más me gusta. Creo que la posición de mi pieza en el libro es privilegiada, justo en medio y, por algún motivo, mi dibujo luce distinto del resto. Además, jamás había visto mi trabajo tan bien reproducido: la elección del papel (90gr) y la calidad/densidad del negro resalta la línea, por otro lado, más sintética que nunca.

En fin, estoy orgulloso de haber participado en este primer Pilón, Terry. Desde la editorial son conscientes de la presión y los bloqueos que me ha generado compartir páginas con autores que admiro. 
Estoy contento con el resultado y eso es bastante raro. Ojalá guste a los lectores y decidan mantener este sueño de papel.
Qué bonito, por favor.

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